En 1927 se crea una Comisión extramunicipal para que decidiese las reformas a realizar en plazas sevillanas, entre las que se encontraba la del Cardenal Lluch (como entonces se llamaba la actual Plaza de la Virgen de los Reyes). En 1928 se acepta el ofrecimiento del escultor sevillano José Lafita Díaz para elevar en su centro una fuente-farola monumental, inspirada en el pedestal del monumento al Triunfo (1775).
Si bien dentro del contexto de las obras anexas a la E.I.A. de 1929, se inaugurada en Enero de 1930, completándose en 1931 con el refugio de peatones resuelto por el mismo autor, a base de un enchinado que formaba dibujos geométricos. Esta plataforma circular pudo verse hasta 1994, en que tras las intervenciones registradas, es destruida y sustituida por un escalón gris.
Conjugando elementos arquitectónicos y urbanísticos, esta obra resume las ideas regionalistas del autor, que se integra aquí en las corrientes neobarrocas.
En mármoles blanco, negro y rojo de Alicante y piedra beig, consta de un ástil cuadrangular al que las diferentes molduras, pilastras y relieves incrustados le van dando perfiles sinuosos y esquema cuadrilocular. Esta fórmula cuadrilocular se repite en la silueta del mar al que vierten las cuatro veneras, que expanden el agua de sus cuatro carátulas surtidores situadas en su primer tramo. Conjugando elementos de herrería y orfebrería, se remata por un gran candelabro de cuatro brazos que recuerdan los roleos de la Cruz de la Cerrajería, y cinco fanales (uno a cada lado y otro en el centro), sosteniendo este último una corona de bronce dorado y una cruz calada de precedentes dieciochescos.
Con esta combinación alternada de formas, se resuelve un espacio que tuvo en cuenta en sus proporciones (incluida la plataforma), los edificios emblemáticos que la rodean y su perspectiva visual, debiendo para ello el autor reformar su primer diseño de 1928 y suprimir un tramo intermedio de cuatro semicolumnas adosadas.
Contó con la colaboración del famoso cincelador José Moguer, con el jovencísimo orfebre Fernando Marmolejo Camargo, así como del industrial Francisco de la Prida donde fueron trabajadas las piezas. Cuenta con la particularidad de un rebosadero, que hace las veces de bebedero para perros, habiéndose inspirado su autor en el que Mañara ideara en el Hospital de la Caridad.