La atalaya de Cervantes.

La plaza de San Marcos y su iglesia fundada hacia 1249 por San Fernando, sobre una mezquita árabe. En 1470 fue incendiada por los partidarios del marqués de Cádiz en su lucha contra los Guzmanes.

A fines del siglo XVIII, el edificio fue abandonado en ruina, restableciéndose en 1887. La estructura de la edificación es mudéjar y la fachada, en piedra, data del siglo XV.

La torre, que tanta atención ha llamado de siempre a los fotógrafos, es de la segunda mitad del siglo XIV, imitando a la Giralda. Quizá la gran atracción para tantos artistas de la cámara pueda radicar en el conocimiento de alguna curiosidad histórica.

De todas, posiblemente la más hermosa sea la referida por Pascual Madoz, cuando comenta que el más ingenioso de los escritores -Miguel de Cervantes Saavedra—, durante su etapa corno soldado en Sevilla, subía muy a menudo para otear la cercana casa de Isabela, donde moraba la mujer que más amó.

En el interior de la iglesia están enterrados los escultores Pedro Roldán -padre e hijo— y el loco Amaro. En 1671 se casó ante su altar la Roldana.

Dentro de la fotohistoria de la iglesia, existen al menos que conozcamos, diez versiones diferentes, aunque muy parecidas. Entre ellas, destacaremos la de Luis León Massón, la de Lucien Levy, la de Emilio Beauchy y la de Roisín.

Cuando Roisín capta la plaza, llevaba siete años alumbrada con electricidad y sólo un año antes, en 1927, se la había dotado de parada de automóviles de alquiler, modernizando este servicio público que se iniciara en 1875 cuando se ubicó ante el templo una parada de carruajes públicos.

Esta iglesia ha sufrido dos incendios provocados por la ira: uno a fines del siglo XV y otro en 1931.