La liberación de una estatua.
Cuando el médico y escultor Agustín Sánchez Cid —discípulo de Susillo y García Ramos— realizó, en 1924, la estatua y pedestal de Juan Martínez Montañés, poco se imaginaba las vueltas que le iban a dar.
Monumento hecho para la Plaza del Salvador, en 1967 fue trasladado al antiguo jardín de las cadenas, frente a Correos. El aparcamiento de coches le desterró.
En aquel ángulo del magnolio vivió semioculto hasta 1985, fecha en la que volvería a su originario emplazamiento en el Salvador.
Sin embargo, durante algunos días, mientras los munícipes pensaban el lugar exacto de enclavamiento, el maestro imaginero estuvo "detenido", entre rejas, en el compás de la iglesia parroquial del Divino Salvador.
Insólitamente, el fotógrafo, Miguel Ángel García García, pudo visitarle para dar fe. Más tarde pasó, definitivamente, a su ubicación actual.