La zona más ambientada.
Los Jardines de Murillo nacieron para la Exposición Iberoamericana según proyecto de Francisco Doblado y la intervención, desde 1915, de Juan Talavera Heredia.
Pronto se constituyeron en lugar preferente de asueto, surgiendo kioskos de refrescos y bares que atendían numerosos veladores.
Varias líneas de tranvías acercaban al público destinado a pasear, tomar el sol, beber algún refrigerio, sentarse y charlar mientras los niños jugaban.