La estampa del lavadero colectivo de un corral de vecinos, no tiene replica actual, por fortuna. El ambiente entrañable, curioso, de valores etnográficos, no justificaría nunca el esfuerzo humano de las mujeres lavanderas de antaño, su sacrificio desde la juventud y aun desde la niñez.
Quede la estampa como recuerdo y testimonio de la vida de corral hasta tiempos recientes, pero sin añoranzas simplistas.
Los corrales de vecino cumplieron unas funciones sociales basadas en la falta de viviendas para obreros, pero pasaron a la historia y lo hicieron demasiado tarde. las dramáticas realidades de los corrales de vecinos fueron mejor conocidas después de la catástrofe del Tamarguillo, en noviembre de 1961.