El Corral del Coliseo, en la calle Alcázares, es otro ejemplo de rehabilitación y utilización adecuada. El edificio que parecía irrecuperable, perdido para el patrimonio costumbrista sevillano, fue rehabilitado con fidelidad a la primitiva estructura y utilizado como apartamentos y estudios profesionales. Hoy, el legendario Corral del Coliseo, famoso por sus mujeres lavanderas y planchadoras, ha renacido y ocupa un lugar en la cada vez más escasa arquitectura popular sevillana.
En 1991, todavía quedaban en Sevilla quinientos corrales de vecinos, la mayoría de ellos en pésimo estado de conservación. En los años treinta, dos tercios de la población sevillana residía en corrales antiquísimos, en su inmensa mayoría con mas de un siglo de existencia.