Triana pura.
Tomadas en el interior de una fábrica de cerámica trianera, casi seguro la de Mensaque, en la calle San Jorge, los fotógrafos subrayan con sus cámaras escenas medulares de la vida del secular barrio.
La tradición alfarera es tan antigua que se remonta al año 6500 antes de Cristo. La bondad de los barros se debe a la arcilla y su contenido en sílice.
Lo que se ha llamado la cuenca del barro —Tablada, Castilleja de la Cuesta, La Pañoleta...— ha sido la base de su secreto.
Su mayor esplendor data de los siglos XVI y XVII. La imagen de Loty pone de relieve el interior de un taller de pintura cerámica de zócalos, mientras que la de González Nandín husmea en el momento laboral de las trabajadoras.