Su procedencia hay que remontarla al siglo XVI, cuando las teorías de los grandes tratadistas como Serfo - con la que se relaciona- estaban en vigor. De tipología mural, está formada por un frontis de la que perteneció al palacio del Marqués del Pumarejo (que ya en el siglo XVIII se ubicó en la plaza homónima), y que en 1921 el arquitecto municipal Juan Talavera Heredia dispuso en su nuevo destino de la muralla del Alcázar, en los terrenos ajardinados que se abrieron en parte de la Huerta del Retiro, cedidos por S.M. el Rey Alfonso XIII.
La adaptación, simula con lenguajes eclécticos -fundamentalmente el neo-manierista, un pórtico monumental tripartito que mezcla los repertorios clásicos (arcos de medio punto, pilastras con grutescos y almohadillado, remates apiramidados, frontecurvos, friso de triglifos y metopas), con elementos como el frontis procedentes de la fuente original.
Dedicada a Catalina de Ribera y Mendoza la fundadora del Hospital Real cuyo retrato, en cerámica ejecutada en la fábrica de Manuel García Montalbán, sustituye al fresco pintado por Manuel de la Cuesta y preside el conjunto- está integrada por un brocal que recibe las aguas del surtidor, los relieves simétricos de dos figuras de Tritón a ambos lados de un balaustre con remate frutal, tarjas y flameros, todo ello en mármol blanco. Desde 1965 se acompaña de otras pinturas murales de Francisco Maireles Vela, en sustitución de las anteriores de Manuel Cuesta, representando -en los intercolumnios- sendas cestas de azucenas; en el ático, el escudo de la ciudad entre jarrones con flores; en las enjutas, dos Leones enfrentados; y en las hornacinas, dos figuras alegóricas de la fundación del Hospital.